junio 07, 2015

El circo alienador (los circos), sin pan para todos


El circo alienador, sin pan para todos

Los micos, los salvajes, los habitantes de las cavernas… gritaban (gritan) y se enloquecían (enloquecen) cuando se alegraban (alegran), y si la alegría y su motivo duraban (duran), se embriagaban (embriagan) sin control, destruían (destruyen) con fruición a carcajadas, en vez de construir, terminaban (terminan) en una batalla campal y, luego, extenuados y desconcertados, humillados, heridos, presos, tristes…, vencidos inexplicablemente. Deprimidos por el peso de su nadedad.

Como caminar con unos costosos zapatos nuevos por una calle pavimentada con mierda, con una mezcla de todas las mierdas habituales, y no percatarse de ello, pues su aspecto y actitud denota lo ufano que se pavonea con sus zapatos nuevos. Él cree que los ostenta y que todos los demás lo admiran.

Él, ni siquiera huele lo que hiede. Insensible. Nadie lo hace. Insensibles.

Cada uno ostenta, como centro único del universo, lo que estrena y lo diferencia. Nada los une.
¿De dónde sale la alegría y luego la depresión? ¿Y la consciencia qué es? Lo Racional no está. El resguardo, el escudo, es la mecánica, la electrónica. La filosofía es inasible, éter. A veces se piensa que existe, pero qué va, ¿dónde está?

eco katío manguruma nasa