Lo que es lamentable e inaceptable es que esta “patria boba” siga siéndolo…
Lo que es lamentable e inaceptable es que esta “patria boba” siga siéndolo… porque todos desconocen y quebrantan o permiten quebrantar lo racional, la ley 23 de 1962… la Ley de la Farmacia, y, sin el desarrollo de la Farmacia Nacional, como motor de desarrollo de todo lo demás, no habrá jamás ni siquiera un medio aceptable remedo de SALUD PÚBLICA.
Sin ella, sin la farmacia, ¿qué hubiera sido de la química, de la física, de la terapéutica, de la farmacología, de la toxicología, de los alimentos especiales y medicinales, de la cosmética, de la odontología, de la salud vegetal, animal y ambiental?
Sin ella, sin la farmacia, con ella abandonada y usurpada, sin quien la defienda, la admire, la valore y la practique éticamente, en las tenebrosas manos de la Andi, de Afidro, de Asinfar, de impostores y de médicos y farmacéuticos cooptados, desorientados, comprados y chantajeados… ¡miren cómo estamos, qué salud tenemos, cómo podremos alcanzar una buena, exportable y envidiable SALUD PÚBLICA?
Sin ella, sin la farmacia, ¿cómo podremos Ser, Humanos, Hermanados, Sanos, Libres, Racionales, Solidarios y Capaces auto Suficientes?
Sin ella, sin la Farmacia, ¿cómo se pueden desarrollar satisfactoriamente la medicina educativa, la general, la preventiva y la especial investigativa?
Lo que es inaceptable y que atenta contra el buen y ético ejercicio de las profesiones de la salud, impidiendo la existencia de una excelente SALUD PÚBLICA, es la intromisión indebida de impostores usurpadores y extraños desconocedores de estas profesiones.
Una de las razones para esta intromisión indebida, es la ambición de propios y de extraños movida por el deseo de apoderarse de los recursos que maneja y demanda el derecho a la salud.
Otra razón, ha sido la omisión total del estado para hacer cumplir las Leyes de estas profesiones cuyas actividades monopolísticas solo tienen que ver y razón de ser con el afán de obtener y asegurar la mejor atención sanitaria posible para el bien general de toda la población.
Otra razón, y que es la que ha permeado y permitido las perforaciones por donde están entrando esos virus extraños camuflados de “inversionistas”, propios y extraños, es la insolidaridad gremial y al mismo tiempo la incorrecta y falsa solidaridad de la llamada lealtad de cuerpo que ha hecho carrera, por evitar encontronazos, por cobardía, por pusilanimidad, por omisión “de vista gorda” y que ha permitido que continúen ejerciendo como si nada los malos y equivocados profesionales que han llenado sus hojas de vida con trapacerías y errores de inmensas proporciones. La falta de unos Tribunales de Ética severos, despiertos, ecuánimes, valientes, respetados por su autoridad para mantener la Ética Hipocrática jurada, por encima de cualquier debilidad o complicidad, es lo que ha permitido e institucionalizado lo anterior. Por eso, nadie habla de ello.
Otra razón, una más e importante, es la laxitud y la falta de miras, objetivos, vocación, perfil, de orientación y preparación y exigencia adecuados para recibir estudiantes-aprendices de estas artes y para otorgar el título que autorice y garantice a priori el ejercicio profesional debido.
A estas razones se les podría agregar la falta de políticas de desarrollo de estas ciencias, la carencia de incentivos y de siembra y desarrollo de vocaciones, la ausencia de conciencia de los recursos naturales que tenemos y de el nacimiento y desarrollo de unas correctas autoestima y sentido de pertenencia, libres, racionales, solidarias y capaces, guiadas por el alcance y la siempre presencia del Bien Común.
Además, y para completar el álbum, las incorrectas relaciones de dependencia y subordinación jerarquizada establecidas entre el pueblo y estos profesionales que, equivocadamente han confundido y cambiado la solidaria y amigable atención e información debida -para solicitar el consentimiento del paciente para un tratamiento-, por la obtención, de un lado, e imposición, del otro lado, de una fórmula o de un procedimiento cualquiera.
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