octubre 15, 2012

De a uno, para reflexionar sin distracciones

Todas las acciones de un servidor público, de un político, deben ser públicas (¿incluso las íntimas y las declaraciones de rentas y bienes?). 
 He ahí otra cuestión a resolver.   
                  
Yo digo que sí, porque, ¿cómo se le puede encomendar el manejo de las cuestiones comunes, públicas, a alguien que tenga sesgos de personalidad, vicios y pecados que esconder, secretos, reservas, fanatismos, ambiciones, proyectos y compromisos impublicables? ¿cosas que atenten contra la mujer, contra los niños, contra los ancianos, contra los débiles, contra los bienes públicos, contra él mismo, contra el medio ambiente, contra el mar y las aguas y los bosques, contra la evolución?

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